1
Jué en el bajo grande de los Tapalquenes
ande acorralamos la hacienda baguala.
Trujimos vacunos dende los caldenes
hasta ande comienzan los montes de tala.
Redondel de leguas, entre fachinales,
sáis días por junto duró la batida.
Ciegos de la rabia cáiban animales
que enantes juyeran de otra recogida.
Pa’ hacer el encierro no jué cosa ‘e juego.
Yo no mezquinaba mi caballo moro:
-¡Chuá já já la vaca de ojos como juego!
-¡Chuá já já el torito de las aspas de oro!..
Y diban dentrando por la empalizada
y se arrempujaban en los remolinos,
vaquillonas hoscas de guampa afilada,
vacas yaguanesas y toros barcinos.
2
De vaca baguala, chúcaro ternero.
Cuernos despuntados, en guay siñuelero.
Blanquiando de espumas cuerpiaba mi moro
cuando lo embestían las aspas de un toro.
A poncho y rebenque y haciendo gambetas,
yo ispiaba a una moza de entre las carretas
que habían desuñido la mesma mañana
trayendo pa’l pago gente padentrana.
3
Ah, tiempos! Se vían la mar de jinetes
que cáiban luciendo los pingos mejores.
Puertiaron; y agatas largamos los fletes,
ya empezó el floreo de los pialadores.
Yo gané güen sitio contra la tranquera
pa’ estar al acecho de los orejanos.
Cimbraba mi lazo cada puerta ajuera
y se diba fijo de sobre las manos.
Toros con las guampas como dos pilares,
las puntas hincudas igual que alfileres,
¡rodaban, el ruido de los costillares!
Y se óiban, nerviosas, ráirse las mujeres.
Sobre una carreta tában los mirones.
¡Era ‘e ver los gritos, dispués las risadas,
cuando un novillo hosco topó unas caronas
ande en una trebe fráian empanadas!
4
Anque con el lazo todo hecho un ovillo,
por sobre del lomo lo pialé a un novillo.
¡Pueblerita linda de ojos dentradores!
Por ella mi lazo tramaba primores.
¡Bienaiga el ricuerdo de aquel pial lucido
que penas y tiempos no han dao al olvido!
¡Bienaiga la gloria de aquella mirada
que hasta en las entrañas me dejó clavada!
5
Jué una yerra grande! El vacaje a veces
por ganar la puerta se golpiaba ciego.
Olor a chamusco se alzaba ‘e las reses
cuando les plantaban la marca de juego.
¡Cuidao. Al largarlas, con el chaguarazo!
¡Era una chacota pa’ la paisanada!...
Anque bien güenona la gente de lazo,
sol a sol, sin tregua, duró la pialada.
¡Mi acuerdo esa noche! Cansao y a deshoras
rumbié pa’l arroyo sin gana ninguna;
me envolví en las pilchas, entre unas totoras,
y vide en silencio despuntar la luna.
Siguro lidiando por una ternera,
llegaban bramidos de dos cimarrones:
chairaban las aspas en el campu ajuera
y se óiba el retumbo por los cañadones.
6
Cosas que suceden! Dispués de esa yerra,
anduve los años rodando la tierra
y juese de noche, juese en la mañana,
vía aquellos ojos de la padentrana.
Visité otros pagos, busqué otros placeres,
anduve en amores con otras mujeres,
mas no hallé en ninguna mirar tan extraño.
¡dejuro que adrede jué que me hizo daño!...
Versos de Carlos Molina Massey
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