Yo tendré algún día
si antes no me muero
mi tropiya‘e bayos.
¡Tropiya de un pelo!
¡Unos, clinas blancas,
otros, cabos negros,
enceraos, naranjos
y algún bayo overo!
Con madrina oscura,
que resalte’e lejos
pa’ que todos digan
“¡Áhi va Juan Lucero!!”
No hay ningún apuro
puej’agatas tengo
cumplidos doce años
y gano diez pesos.
¡Soy chico entuavía
y es chico mi sueldo!
Pero el tiempo pasa
y amás ¡qué canejo!
no toda la vida
vi’a ganar diez pesos
y hay que dir pensando
las cosas con tiempo.
L’armaré despacio…
despacio… prefiero
no apurarlos mucho
pa’ sacarlos güenos.
El primer galope
lo daré yo mesmo
porque pa’ los bastos
nunca he sido lerdo,
y si me apadrinan
Hilario y Nemesio,
tendrán que hamacarse
pa’ verme en el suelo.
Los tendré al chiflido
pa’ que formen. Quiero
que’n vez de tropiya
parezca un colegio.
Tendré pa’l trabajo
dos recaos ¡Lo menos!
y otro ¡Pura plata
como el de Nemesio!
De copas grandotas
me compraré un freno
que entre unos reloses
lo tiene el joyero
d’enfrente a la plaza.
Lo he visto en el pueblo.
Cabezadas, riendas,
bozal y cabresto,
tendrán cien virolas
-¡O más!- si es que puedo
y unas bombas grandes
¡así! como güevos.
En la puntizuela
con oro del güeno
la J y la L
dirán: Juan Lucero.
¿Estribos? ¡De plata!
Y en la cincha’e cuero
la J y la L
bordadas con tiento.
Después, pa’ que quede
mi recau completo
un güen cojinillo,
un güen sobrepuesto,
pegual de asidera,
rebenque arequero.
¡Oh! ¡Cuando yo vaya
detrás de un arreo,
por esos caminos,
con otros reseros,
puntiando “la oscura”,
cantando el cencerro
y la fila’e bayos
peyizcando el suelo!
¡Ah! Cuando yo vaya
como aura Nemesio,
pa’ los carnavales
en un bayo d’esos
bien tapau de plata,
y dentrando al pueblo
se asomen las mozas
pu’arriba’e los cercos
y digan al verme:
“¡Áhi va Juan Lucero!”
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