En la tropa ‘e los años,
yevo unas cuantas reses por delante.
Aqueyos, los que van balando al viento
son los primeros que pasé arrogante.
Este lote del medio
son mis años de mozo ya distantes.
Y estos de atrás, los negros,
que cuasi los arreo agonizantes,
son los de ahura, tan tristes y tan lerdos
que da pena apurarlos pa’ que marchen.
Mi flete que nombré “El Esperanzao”
lo perdí hace treinta años, más o menos,
me lo ganaron por lerdiarme ‘e sonso
en el amor, que viene a ser un juego
y ensiyo desde entonces pa’ mis viajes
mi pobrecito overo
que me ha dao por nombrarlo “El Esperencia”
y cada año es mejor, aunque más viejo.
Del lazo traigo dudas.
Las boliadoras son mi confianza.
Conformidá el talero.
Mi recao, la honradez, y de mis manos
nunca largo las riendas del aprecio
y pa’ que me acompañe tengo un cuzco
que se yama “El Silencio”.
Por esa güeya que marcó el destino
ansí voy siempre con el mesmo arreo
pechando mientras viva,
los animales que ha juntao el tiempo.
Y en esas noches largas, cuando ‘e frente
siento en la cara que chucea el viento,
pa’ no sentir el frío ‘e mis desgracias
me arrebozo en el poncho ‘e los recuerdos.
(1946)
Versos de Omar Italiano
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