“Áhi tiene el potro ensiyao,
acomódese la faja
que nu’hay que darle ventaja
aunque lo vea regalao;
de las porras malcornao
yo se lo viá sostener
tapao, que no pueda ver
cuando se le siente encima
y en la primer tremolina
tenga ventaja al mover.
No se apure pa’ montar
y atiéndame bien, ¡caracho!,
no vaya a quedar pa’l tacho
el pingo que va a domar.
Yo se lo viá acomodar
pa’ que salga pa’delante,
cuando lo suelte, al istante,
mire el campo y priéndase,
no se atore, tenga fe
que’s su Tata el ayudante.
Pínchelo un poco m’hijito
y sáquelo campo ajuera,
tantee las estriberas
y después péguele un grito.
Verá que’l animalito
de asustao se desatina
y aunque lo tienten las clinas
no manotee ni jugando:
que’l hombre se hace peliando
y no en la falda ‘e las chinas!
Afluéjele si dispara
cuando se haiga desahogao,
que después de sosegao
verá que solo se para.
Enderiésele la cara
con dos o tres tacacitos,
y ansí, que güelva solito,
déjelo de rigorear,
lo que le quiera enseñar
tiene que ser de a poquito.
Después de algunos galopes
le viá’yudar a tirarlo
y le enseñaré a taquiarlo
como hacía el finao López:
donde comienza el cogote
contrita la carretiya.
En el pecho la presiya
y el cabresto entre las manos,
¡pucha que Viejo baquiano…!
Los sentaba en las raniyas.”
.............................
...y cuando el sol de la tarde
medio se entraba a caer
se vio a dos gauchos volver
despacito y sin alarde,
y aunque en ambos pechos arde
una pasión tan campera,
el silencio de la esfera
los escucha conversar
y se ve al Viejo pasar
con el hijo a la’sidera.
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