Ninguno se me abalance
que recién he comenzao,
más cuando haya terminao
al que le parezca, avance;
pero sepan que’n el trance
he afirmao bien el talón
pa’ defender la canción
que dentro de mi palpita,
con la pureza infinita
del argentino pendón.
Evocando las canciones
que por la pampa resuenan
con briyo de nazarenas
y yamariar de fogones,
vengo a’vivar los tizones
como el soplo del pampero,
pa’ que nunca lo estranjero
suplante al canto nativo
y arrincone’n el olvido
a nuestro sentir campero.
Talvez un poco brutón
para espresar mi sentir
no atine justo a decir
lo que siente el corazón,
pero causa indinación
qu’hijos de la tierra mía
olviden que’n eya, un día
cantaron los hombres machos,
y quieran cambiar por tachos
la guitarra y su armonía.
Dicen que resulta odioso
el hacer comparaciones
pero espongo mis razones
aunque peque de cargoso,
pregunto a viejos y mozos
si tienen salú mental,
que responda cada cual
si un griterío que atolondra
puede hacerle alguna sombra
al canto tradicional.
Condensando los idiales
de los que patria nos dieron,
nuestros cantares trajeron
al sentir de hombres cabales;
nuestras glorias nacionales
en eya viven, perduran,
por eso causa amargura
que hombre no bien definido
pretenda por dos berridos
reemplazar gloria tan pura.
Por eso aquel que’n su mano
tenga el remedio legal,
si es argentino cabal
debe ir derecho al grano
y sancionar desde el vamos
sin miramiento o blandura
una ley, que con altura
defienda el canto nativo,
y destierre lo nocivo
pa’ la moral y cultura!
(Ensenada, 09/1968)
Versos de José Mauricio García
¡Qué buen verso apropiado pa el congreso de el folklore y educación!... es que en eso de sancionar la "ley", estamos! Un abrazo y gracias por seguir aportando gauchamente a la cultura criolla! De la moral, si quiere, hablemo'tro día...
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