Orillando
una laguna
bordeada de
pastizal
montando
brioso animal
viene don Cirilo
Osuna;
desfilando
una por una
las cosas
que ayer vivió,
todos los
años que dio
trabajando
de mensual
lo pintan
así, tal cual:
sencillo
como nació.
Luce con
autoridad
bombacha,
botas, pañuelo,
orgulloso
de este suelo
que canta a
la libertad;
amante de
la verdad
su palabra
es documento.
Enfrentó los
cuatro vientos
porque’n el
campo se crió
y en el
esfuerzo aprendió
a pensar
con fundamento.
Respeta y
pide los mismo
de todo
aquel que lo trate
y es amigo
aunque lo maten
pues no
sabe de egoísmo;
no le gusta
el revanchismo
porque sabe
perdonar.
¡Quién! no puede
equivocar
la huella,
o el pensamiento
sin tener
mal sentimiento
sino una
desgracia, errar.
Es prolijo
por demás
pero sin
ser fantasioso,
en el
trabajo animoso
si puede,
hace de más;
no pidas,
dice, y si das
que no se
note la ayude
la
beneficencia muda
es la que
Dios más valora
y el
sentimiento que aflora
es pago
bueno, sin duda.
Hombre de
fe, no vacila
cuando la
mala arremete,
el sufrir ya
es un juguete
para los
años que apila;
pone la
experiencia en fila
y en
balance generoso
hasta se
siente dichoso
porque Dios
lo está probando,
por eso
sigue luchando
para salir
victorioso.
Es hijo de
la llanura
y su
criolla identidad
tiene la
autenticidad
de un
arroyo y su frescura,
es tan
grande su ternura,
tan puro su
corazón,
que yo
pienso ¡con razón!
es tan
hermosa mi raza
si en esta
gente que pasa
se ve
nuestra tradición.
Versos de Darío
Alfredo Lemos
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