y una nube que se queda
como un pañuelo de seda
envuelve la serranía.
Ya el bataraz que dormía
lanzó al aire su alarido,
ya la oveja dio el balido
y relinchó el redomón
y ya está ardiendo el fogón
que algún paisano ha encendido.
Dios bendiga el camino
del campo en flor
cuando a la mañanita,
mi vida, sale mi amor.
Dios bendiga el camino
del campo en flor
caminando, por ella,
mi vida, se va mi amor.
A lo lejos en la aguada
y entre el sonar de un cencerro,
se oye el ladrido de un perro
que repunta la majada.
Esperando la ordeñada
las vacas en el corral,
y se espanta en el brocal
un mancarrón que hay atado
al ver que se le ha acercado
un chico con un bozal.
Dios bendiga el camino
del campo en flor
cuando a la mañanita,
mi vida, sale mi amor.
Dios bendiga el camino
del campo en flor
caminando, por ella,
mi vida, se va mi amor.
Y así como va clariando
haciendo fondo al galpón
el monte que era un borrón
parece un fraile rezando.
Despacito y rezongando
contra el toque de campana,
cruza un pión de mala gana
alzando al hombro el apero,
mientras le silba el boyero
un cielito a la mañana.
A la huella, huellita del
campo en flor
caminando, por ella,
mi vida, se fue mi
amor.
Versos de Domingo V. Lombardi
Nota importante: Cuenta
Antonio Rodríguez Villar: “Este estilo no
figura en los registros de SADAIC, por lo menos con éste título. Me puse en
contacto con varias editoriales pero no pude encontrar la partitura. La he
escuchado cantar también con los nombres de “Amanecer” y “Amaneciendo”. Ninguno
figura en SADAIC. Esta letra es tal como me la enseñó René Ruiz que -me dijo- la aprendió de sus autores”.
En esa última frase
se alude a Manuel Portela, autor de la música, de estilo.
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