Al igual que’l mejor peón
ha prestado su importancia.
Solo el recuerdo en la estancia
hoy ha quedao del galpón.
Cuando en más de una ocasión
se lo vio todo adornao,
con el piso bien fregao,
lleno de guirnalda’y flores
de diferentes colores
colgando de sus costao.
Hermosas fiestas se hacían
festejando alguna fecha
o pa’l tiempo de cosecha
donde muchos se reunían,
varias horas compartían
entre cena, baile y trago,
por eso, con cuanto halago
el qu’ese tiempo ha vivido
¡jamás! lo echará al olvido
si fue famoso en el pago.
Por el otoño, el patrón,
economizando gastos
hacía llenar de pastos
buena parte del galpón,
que sirviera de ración
en días fríos y fieros;
si sabrá refugiao reseros
que llegaban con las tropas
toda mojada las ropas
de soportar aguaceros.
La lana en él se ponía
en los lienzos apilada
y a la volanta cuidada
del clima reguardecía;
pa’ los aperos había
ganchos puesto’en los tirantes;
en estibas, el sobrante
embolzada la semilla
quedaba de alguna trilla
realizada el año antes.
Pero sin uso ha quedao
el que fue tan solidario
al cambiar el propietario
no le brindan más cuidao;
las paredes se han ladiao
porque hay ladrillos deshechos;
Dios sabrá quien lo habrá hecho.
Me pregunto y le propongo:
¡que mi verso sean un bailongo
realizao bajo su techo!
Versos de José Luis Irigoyen
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