Vengo pegando la vuelta
en una noche estreyada,
la hacienda ya fue entregada
sin que falte un animal,
con buen estao general,
bien comida y descansada.
Galopiando con la fresca
cruzando esos campos bajos
voy al compás del badajo
de mi cencerro puntero,
con este orguyo campero
del qu’hizo bien su trabajo.
El montao tras la tropiya
viene escarciando con ganas,
un contrapunto de ranas
murmuran los cañadones
y una neblina a girones
se alza en lagunas cercanas.
Yo voy chiflando bajito
algún estilo pampiano
viendo sus ojos lejanos
ayá en la estreya más alta.
¡Pucha! que poco hace falta
p’hacer feliz a un cristiano.
Versos de Juan Antonio Beherán
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