Yo no sé porque razón
cabrestiás ansí tan feo
cuando medio rebenqueo
el pingo de mi pasión;
si con güenaza intención
cariñoso te atropello
contra el palenque me estrello
de tu negra ingratitú.
¡Pucha! si como ñandú
me juis perdiendo el resuello!
Al ñudo como carancho
a todas horas del día
te ando ronciando, alma mía,
por la tranquera y el rancho;
gracias a la marca “chancho”
que en ocasiones me alienta,
de nó, ya de mi osamenta
ni el polvo hubiera quedao;
pues no hay como andar chispiao
cuando una pena revienta..
Seguile nomás cuerpiando
a mis amorosos piales
que al final entre chircales
vas a quedar hocicando;
vos me has de tener penando
con negarme tu querer,
pero yo que a la mujer
arisca, nunca le aflojo,
te he de pinchar como abrojo
hasta que te haga ceder.
Con boliarte a lo bagual
y disparar orejiando
vas mi cariño aumentando
de manera sin igual;
y yo, a quien jamás el mal
le hace perder el valor,
he de sufrir el rigor
con que me querés matar
hasta que pueda cuartiar
la carreta de tu amor.
(Buenos Aires, 02/1902)
Versos de Justo Albornoz
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